viernes, 26 de diciembre de 2008

La Virgen de las alegrías


Granada despierta jubilosa un 28 de Noviembre de 2008. La Virgen de la Concepción va a salir a la calle en procesión. En el parque Colón no cabe un granadino más.

La gigantona y el enano cabezón también salen a la calle con tambores que, con gran estruendo, auguran el paseo de la Virgen.

Cuentan que a la Concepción se la encontraron en el muelle pero pese a que muchos intentaron rescatarla, sólo se dejó coger por los frailes, quienes la trasladaron a la catedral. Dicen de ella que es una excelente mediadora entre los hombres y Dios y que gracias a ella, Granada se libró de algunas plagas.

Así pues hasta el próximo día 8 de Diciembre, la Virgen será venerada por las diferentes calles de la ciudad. Cientos de personas, no sólo de Granada sinó también de los alrededores, se acercarán a rendir homenaje a quien tantas alegrias da.

Recorrido por la gran sultana

Así la llaman: la Gran Sultana. Fue en 1882 cuando se referirían por primera vez a Granada con ese nombre. El motivo, su belleza y su situación geográfica junta al volcán que, dicen, la custodia: el Mombacho.

Fundada en 1524 por el capitán español Francisco Hernandez de Córdoba junto a la población índia de Xalteva, pasó a convertirse en ciudad principal de Nicaragua, gracias a su actividad comercial. Situada a orillas del lago Cocibolca, se estableció como puerto capital con acceso al Atlántico por el rio San Juan. Dicen que es el mejor centro conservado del país.

Proclamada patrimonio historico en 1995, Granada es una ciudad portuaria, colonial, barroca y neoclásica.


Thomas Cage, religioso misionero inglés escribió en 1637 de la gran sultana. "Esta ciudad es una de las más ricas que hay en toda la parte septentrional de América". Mientras que Manuel Gonzalez Galván, arquitecto mexicano diría años más tarde: Granada no vale tanto por sus obras aisladas sinó porque presenta un conjunto armonioso del todo.



Si quisieramos recorrerla, empezaríamos por el parque Colón, sin duda el corazón de la ciudad.
Con preciosos soportales, ajardinamientos, variopintos quioscos y hasta un sorprendente monumente a la madre, este parque albergó antaño el antiguo mercado y hoy supone un importante espacio de encuentro, donde jóvenes y mayores acuden a pasar el tiempo. Aquí se encuentra también la catedral, que aunque pobre en su ornamentación cuenta con un gran cariño de los granadinos, y el Ayuntamiento, cuyo escudo donó la ciudad española del mismo nombre.
Por debajo de la plaza llegaremos al convento de San Francisco, o lo que es lo mismo, la iglesia más antigua de Nicaragua. Fundado por primera vez en 1529 con objetivos educativos, el convento de San Francisco fue devastado por el filibustero William Waker en 1856, ese mismo pirata que saqueó gran parte del continente americano. Hasta tres veces fue saqueada Granada por piratas franceses e ingleses que forzaron la recostrucción del convento, gracias a la colaboración del gobierno sueco y que hoy constituye uno de los mayores atractivos de la ciudad.

Su interior alberga tres tumbas. Hipotéticamente, cuenta quien hace sonar las campanas aquí, las de un sacerdote indígena, encontrado hace 500 años con un collar de plumas, que hizo pensar a los entendidos que podría tratarse de un xamán; los restos de quien se cree fue un soldado español y los que corresponden, esta vez sin especulaciones, a Monseñor Octavio Rivera Henriquez, que como se puede leer en la placa conmemorativa, fue prelado doméstico de su Santidad.
En uno de los laterales de la iglesia, un pequeño museo: con interesantes pinturas históricas de la ciudad, una destacada muestra de objetos cotidianos indígenas así como un espacio dedicado a sus juegos, como la pelota, y un delicada muestra de imaginería religiosa, que llegó a Nicaragua con los conquistadores y que los nacionales lo adoptaron como amuletos contra las catástrofes naturales.
No hay que olvidar que Nicaragua está situada dentro del cinturón de fuego. Resultado de dos grandes placas tectónicas: la del Pacífico y la del Caribe, que provoca no sólo la aparición de bellas motañas sinó también una intensa actividad volcánica.
Sigamos con nuestro recorrido. Volvamos a la plaza central y tomemos la calle de Xalteva hasta llegar al parque del mismo nombre. Una sencilla área de descanso donde los granadinos aprovechan para echar una pequeña cabezada. Al frente, la iglesia de Xalteva, donde los españoles evangelizaban y comercializaban con los indios. A escasos metros, la iglesia de la Merced, construída en 1781 y sujeta a diferentes reconstrucciones. Recomiendo subir a su campanario, desde donde se tienen unas vistas magistrales de todo Granada y su volcán.
Siguiendo por la calle Real, llegaremos al fuerte de la Pólvora, utilizado por los Somoza, dinastía de dictadores nicaragüenses, para la tortura y construído en sus orígenes como un sistema de defensa contra los piratas.
Si el estómago os aprieta, no os preocupéis que Granada ofrece diferentes opciones gastronómicas. Como el gallopinto, combinación de frijoles con arroz y huevos, el nacatamal acompañado con una Victoria o Toña, las cervezas nacionales, o comida internacional, como la pizza o el sushi, entre otras cosas. Estamos hablando de la calle La Calzada, que se extiende desde la plaza central al puerto. Llegados a este punto, podemos iniciar un lindo paseo por el litoral del lago Nicaragua hasta el centro turístico, construído en cooperación con diferentes países y donde se encuentran diferentes restaurantes y bares. No es recomendable por la noche, ya que queda bastante alejado.


El menor de los apóstoles
Lo que sí es recomendable, si usted dispone de un poco más de tiempo, es hacer una excursión al cercano pueblo de Masaya, a 14 kilómetros de Granada, tanto para ver su laguna como su impresionante volcán.

Coja el autobús dirección a Managua y bájese en la parada del Volcán, así se llama. Aquí se encuentra el acceso al parque Natural. A través del sendero pavimentado que transcurre por el valle de piedra volcánica hasta llegar al volcán.
Bueno, a dos volcanes. El Masaya, el más alto tiene dos cráteres: el de San Fernando y el San Juan. El pequeño, el Nindiri, tiene tres: San Pedro, el Nindiri y el cráter Santiago (donde por las noches organizan tours para ver su lava)


El volcán Masaya era antiguamente la zona más densamente poblada y se calcula que vivían más de medio millón de indígenas. Los volcanes eran para ellos fuente de temor, admiración y veneración. Creían que una deidad salía del interior del cráter para aconsejarlos y en su honor sacrificaban doncellas y niños.
Realmente la aparición del volcán es sobrecogedora. No en balde se referían a él como "la boca de fuego grande que jamás cesa de arder".

Fuego, flora y fauna


Una inmensa columna de hugo sale del cráter Santiago. Una placa advierte del peligro del lugar. Los gases tóxicos del volcán penetran poco a poco en los pulmones. Si alzamos la vista, veremos una cruz. La misma que plantó el fraile Francisco de Bodabilla en la cumbre para detener al demonio.
Extraño es la presencia de fauna en el lugar. Y es que bien ha sabido adaptarse a las condiciones climatológicas del parque.
Durante el día se pueden encontrar a los chocoyos coludos, un pájaro que anida y pasa la noche en Santiago en busca de protección. Temen menos al volcán que a sus depredadores naturales.
Encontraremos también flora autóctona. Como la Reina del Volcán, a quien visita el colibrí, el Poropo, que atrae a la abeja carpintera, o las Cinco Negritas, donde van las mariposas.
Finalmente decirle que no se vaya de Masaya sin visitar la laguna de Apoyo y no deje tampoco de levantar la cabeza porque podría encontrarse con algún mono en la copa de los árboles.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Mérida: tocando el cielo


Bosques nubosos: con esas nubes de caramelo bordeando el cerro, mientras el agua de un riachuelo desciende hasta el valle. Distintos árboles delimitan la carretera. Un hombre con sombrero de paja mira al horizonte con los brazos cruzados sobre el tejado de la casa que construye. La arbitrariedad de las construcciones embellecen el paisaje. Ya lo indica un letrero al borde de la carretera: Valle Hermoso, zona de recreo. Aquí, además de pescar truchas, se tienen unas vistas espectaculares de la ciudad andina por excelencia: Mérida.

Ciudad andina fundada en 1558, Mérida es pequeña, colonial, estudiantil y bordeada de montañas. Y sobretodo, tranquila, si la comparamos con el monstruo que es Caracas. Un punto de partida ideal para excursiones a la montaña. Grandes alpinistas han salido de estos parajes.
Cuenta también con el teleférico más alto del mundo aunque lleva meses inoperativo. Venezuela está en plena campaña electoral: el 23 de noviembre son las elecciones municipales y la vuelta al funcionamiento del teleférico es uno de los temas electorales.

Cambiando de tercio, esta ciudad invita a pasear, sobretodo por sus hermosas plazas, especialmente la plaza Bolívar, que cuenta con el busto más antiguo del libertador del país y su catedral. Dicen una de las más bonitas del país.
A Mérida la llaman la ciudad de los caballeros, por la amabilidad y elegancia de sus moradores.
Un hombre de pasada la sesentena mira curioso a una turista. Realmente como un caballeros, vestido de traje y con elgante sombreros, se sienta al porche de su casa. Ergido, con un porte especial ve la vida pasar.
Mérida anda revuelta desde hace algún tiempo. Se teme la desaparición del aeródromo, pues no entra en los planes de desarrollo urbanístico. Si es así, podría quedar incomunicada. La obsoleta carretera andina y la inclemencia del tiempo dificulta la conducción en las carreteras.

Parque Nacional de Sierra Nevada.
Se accede a través de Mucuchies, pueblito a 48 km de Mérida y a 2983m de altura. Aquí cuesta respirar. Y es que el parque corta la respiración y no precisamente por su altura, sinó por su belleza. Parque Nacional creado en 1952 cuenta co las cadenas montañosas de mayor altitud de los andes venezolanos, con el Pico Bolívar a la cabeza como el pico más alto de Venezuela.
Cuenta también con hermosas lagunas . Una de ellas, la laguna Negra, está rodeada de uno de los bosques de más altura del mundo.
Cabe la posibilidad de pasear a caballo por el parque. Seguramente, exitante para el jinete y rutinario para los equinos que esperan sin mucho ánimo la clientela. Hastiados, aburridos y sacrificados rebuznan casi sin fuerzas.

El libertador del país
"Quisiera tener una fortuna material para dar a cada colombiano pero no tengo más que una espada para defenderlos y un corazón para amarlos" dijo Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, mejor conocido como Simón Bolívar. Figura clave en la idependencia americana, dolor de muelas para el imperio español (curiosa es su procedencia familiar vasca y castellana) y objeto de culto en sudamérica. Al libertador (título que le concedió el cabildo de Mérida) se le glorifica con plazas, calles, estatuas...


viernes, 21 de noviembre de 2008

Leyendas del Amazonas

El Rodriguez Alves sigue su curso. Esta vez más próximo a la orilla. A la vista quedan animales habituales de estos parajes. Entre ellos tortugas moviéndose lentamente sobre troncos caídos e iguanas orgullosas tomando el sol. Otros, no visibles, se encuentran en las profundidades del Amazonas.

La anaconda, o buiuna como se la conoce por aquí, podria ser uno de ellos. Cuenta la leyenda que una buiuna surcaba las aguas hasta que llegó a Belem. Allí encontró la Basílica de la Virgen de Nazareth, donde se quedó, alimentada como estaba por los párrocos. Así que si van a la basílica procuren guardar silencio si no quieren que la buiuna asome la cabeza.

Podríamos estar hablando del boto, también. Un delfin rosa difícil de descubrir a simple vista. El boto habita el Amazonas de día para transformarse por la noche en un bello muchacho que ronda las féminas. Es un buen conversador, bebedor y bailarín que, vestido de traje blanco y sombrero, enamora a las muchachas ,hechizándolas, para volver después a las aguas. Ellas despiertan al alba, embarazadas y sin recordar nada.
Existe una manera de identificar al boto. Un tanto arriesgada, no obstante. Traten de sacarle el sombrero y si aprecian una aleta en su cabeza, no se acerquen a él o acabarán en cinta.

Me extrañaria que se cruzaran con un virapuru aunque podria ser. Este pájaro del Amazonas trae de cabeza a los investigadores. Raro de encontrar, tiene un cantar especial: suena como un eco en la selva y aunque parezca próximo se encuentra alejado. Este pajaro está embrujado. El tupan, el dios indígena, transformó a un bello muchacho enamorado en un virapuru condenado a atraer a su amor a través de su cántico.

Tampoco la flora del Amazonas se escapa a los hechizos. El tupan convirtió a una muchacha indígena en la mayor flor acuática del mundo, la victoria regia, asi que pongan especial atención en su conservación, por favor.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los misterios de la Gran Sabana


Desde el mirador del Oso se tiene una vista colosal de los tepuyes: del Roraima, el Kukenán, el Yuruaní, el Hudaka Piapó, que parece un pulgar, el Kaonín, el Icú y, finalmente, el Tramén. O lo que es lo mismo, la gran coordillera montañosa que enorgullece a la Gran Sabana.
Aquí muchos aseguran que existen puntos de energía, mágia e incluso observatorios de ovnis.

Roberto es el dueño de una agencia de turismo llamada Mystic. Enamorado de la Gran Sabana asegura haber vivido aquí en una vida anterior. "Tuve un sueño donde sobrevolaba los tepuyes y entonces decidí venirme", afirma. Desde entonces, ha publicado diferentes libros de sucesos paranormales y ahora está preparando un libro sobre ovnis.
Francia acude a menudo a su oficina. Es una odontóloga que asegura tener un don. Un don que le permite sanear a los demás. Descubrió sus poderes en la infancia y después de seguir los cursos pertinentes aquí mismo, en la Gran Sabana, empezó "a caminar hacia la luz", afirma. Asegura que su don le incrementa la percepción. Mi capacidad de empatia incluso me ha perjudicado, dice. En su casa nunca la entendieron y la acusaban de ser la causante de las desgracias que ocurrían."Elegí entre todos los caminos, el camino del bien, para conmigo misma y el compromiso de mostrarlo a los demás", continua.
Para mostrárnoslos, dice, Francia nos invita a una sesión un tanto especial. Un pequeño grupo de seis personas se reune de martes a viernes para participar de estas sesiones de sanamiento.



Sesión de curación


Desprendiéndome de cualquier objeto metálico ya que, al parecer, repelen los poderes, entro en una pequeña habitación de un complejo del centro de Santa Elena. Dentro hay dos sanadores que me invitan a tumbarme en una camilla.
Me van a dar paz, dice una señora de mediana edad y vestida con bata blanca. Para eso tengo que cerrar los ojos. Me van a tocar tres puntos de energia:las sienes, el tercer ojo y los pies.
El proceso empieza. Siento una ligera presión en la cabeza y me invade un fuerte olor a talco. Procurando que no se note demasiado, abro mi ojo izquierdo y puedo ver como mi sanadora principal mueve las manos de forma circular a lo largo de mi cuerpo, mientras el sanador secundario hace lo propio, pero por debajo de la camilla. Estan muy serios, concentrados.
Lo cierto es que empiezo a relajarme, sobretodo cuando me presiona los pies. La sala está tan silenciosa que sólo oigo mi respiración.
Pienso en mis ejecutores. Y en como han dedicado su vida a esta creencia. Para Francia su don comporta una gran responsabilidad: hacer que la gente cambie. El mundo va demasiado deprisa y va mal, dice. Sin embargo, para ella y su grupo esto es bueno porque incrementa la predisposición de la gente a participar de sus ideas. Y así, en mitad de mis pensamientos y sin saber cuanto tiempo ha pasado, escucho en voz baja, casi en un susurro, ya puedes levantarte. Ve en paz.
Abro los ojos y frente a mi, mi sanadora con una amplia sonrisa me pregunta, ¿como estás?
Relajada, contesto, sin saber muy bien que decir. Ya se ha acabado mi curación así que salgo de la sala. Fuera está lloviendo, fina pero fuertemente. Después de registrarme en una especie de libro de clientes marcho a mi hostal, preguntándome que tipo de experiencia acabo de tener exactamente. Cuelgo mi atrapa sueños, por si acaso, para dejar escapar los malos espíritus que hayan podido quedar.

Atrapasueños
Un líder espiritual Lakota tuvo una visión. El gran maestro se le apareció en forma de araña y le habló de los círculos vitales de la vida y de la evolución del hombre. También de las buenas fuerzas, de las malas y de como es responsabilidad del hombre seguir por el buen camino. Así nace el atrapasueños, un círculo sagrado tejido como si fuera una telaraña y con un agujero en el centro por el que, dicen los índigenas, escapan las pesadillas.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Santa Elena: contrabando en tierras indígenas

Santa Elena de Nairén fue fundada en 1924 por un solo colono llamado Lucas Fernandez Peña,
quien bautizó a la población con el nombre de su primera hija: Elena, sumándole el nombre del río que lo atraviesa: Nairén. Con un emplazamiento ideal, la Gran Sabana venezolana, Santa Elena cuenta hoy con más de 20000 habitantes.
De la frondosidad del Amazonas a las vastas llanuras de la sabana, Santa Elena es una pequeña localidad al pie de una de las cordilleras más famosas de todo Venezuela: los tepuyes occidentales. Entre ellos, el Roraima sobresale imponente con sus 2810 m de altura.
A pocos kilómetros de Santa Elena, el extenso Parque Nacional de Canaima, con imponentes saltos de agua que coronan a preciosos rios de jaspe: una piedra de color rojizo que utilizan los indígenas para hacer collares, librarse del estrés y en procedimientos religiosos.
Sin embargo, el interés de Santa Elena no radica solamente en la majestuosidad de su paisaje sinó en la riqueza de su suelo.

Diamantes, oro y gasolina
Los principales ingresos de Santa Elena son la mineria de oro y diamante pero se estima que sólo el 30% se declara, mientras que el resto pasa de contrabando a Brasil y a las Guayanas.
La gasolina es también motivo de contrabando en Santa Elena. Dicen que en Venezuela el petroleo es más barato que el agua y lo cierto es que en este país, manantial de petroleo, la gasolina está a precio de ganga. Una circunstancia que muchos aprovechan para lucro personal.
Decenas de brasileños cruzan la frontera a diario para llenar más barato el depósito del vehículo, agudizando el ingenio para sacar la máxima rentabilidad.
Pese a que está regulado los litros permitidos, es habitual adulterar los depósitos para aumentar la capacidad. Se llega incluso a sacar los asientos traseros y aunque hay militares custodiando las gasolineras, con la propina adecuada hacen la vista gorda.
Las colas en las gasolineras son desesperantes. Para llenar un depósito pueden llegar a esperar 5 horas. Los transportistas y los taxistas son los más afectados, dice Oliveira.
Oliveira es taxista y guía turístico. Antes de venir a buscarnos ha pasado por casa de un amigo. Éste le vende gasolina a un precio más elevado pero así no tiene que hacer cola. Han hablado también de un amigo común. Sufrió quemaduras de primer grado tras un cortocircuito en su vehículo adulterado. Los médios dicen que su vida ya no corre peligro pero que quedará irreconocible.

Seguridad extrema
Santa Elena está combulsionada. Es hora punta y los vehículos se amontonan en las vias principales. También a las puertas de los bancos. Sacar dinero en Venezuela es arduo trabajo.
Hay pocos bancos y la metodología de trabajo lenta. La tarjeta bancaria se asocia al número de célula venezolana (igual al dni) con lo que si uno no es venezolano no puede sacar dinero del cajero y en el banco, con la nueva ley de seguridad de Chavez (una entre tantas) se ve obligado a descubrirse el rostro antes de entrar en la sede. O sea, desprenderse de cualquier pañuelo, gorro o todo lo que pueda impedir el registro de las cámaras de seguridad, dejar huellas dactilares (pulgar derecho e izquierdo), escaneado de pasaporte, múltiples firmas y foto instantanea con un solo motivo: la seguridad.

Divisas del mercado negro
Precisamente por seguridad, dice la cajera, los bancos venezolanos no manejan dólares. Hay un organismo estatal destinado a ello que intenta combatir el mercado negro.
Aquí, en Santa Elena, cambian dólares, bolívales y reales en cada esquina. Y al doble del precio oficial.
El venezolano no maneja dólares. El estado le da un fondo de 5000 dólares en una tarjeta de crédito que los nacionales sacan en un país extranjero, para poder cambiarlos después en Venezuela en el mercado negro.

Campamentos indígenas
Santa Elena se extiende a través de campos de moriches. Un árbol que utilizan los indígenas para la elaboración de artesanía y para la construcción de los poblados. Tres de esas comunidades las encontramos a lo largo del Parque Nacional de Canaima, que cuenta con piedras precámbicas de más de 2000 años de antigüedad. Así pues ya atravesado el río Kukenán y la rocosidad de Chirikayén, o el gran cacique durmiente como le llaman los indígenas, está la pequeña comunidad de Kaku Paru.
El estado venezolano dota a estas comunidades de terrenos para la agricultura. Por primera vez, dice Oliveira, no sólo se reconocen los derechos de los indígenas sinó que, además, se hacen respetar. Con Chavez empezó su representatividad parlamentaria e incluso cambió la denominación del día del descubrimiento de América por el de resistencia indígena.
Oficialmente están registradas 148 comunidades indígenas. Sin embargo, muchas ya han perdido gran parte de sus raíces. La persecución histórica, la marginación y el natural contacto con los criollos han provocado la mutación de la indentidad y muchos han acabado por abandonar su cultura, pudiendo encontrar indígenas con nombres de colonos históricos. Otros intentan preservar sus raices a toda costa, mostrándose hostiles ante cualquier injerencia en su territorio.
"Muchos son reacios al contacto con nosotros. Incluso no han dejado que las autoridades pavimenten los accesos a los poblados. Dicen que para evitar que les robemos las mujeres", afirma Oliveira. Y es que son habituales los matrimonios mixtos.
A lo lejos se distinguen cortinas de humo. Son pequeños incendios provocados por indígenas para ahuyentar a las serpientes. Aquí las serpientes se encuentran a doquier. Arrastrándose sútilmente por la maleza o cruzando la calzada. Sin embargo, las más temidas son las de agua. Cuentan que una indígena dejó al cargo de su hija un bebé de poco tiempo bajo estricta prohibición de acercarse al rio. La pequeña desobedeció y dejó al bebé jugando en el agua. Al rato una serpiente lo atacó, enrrollandose para tragárselo después.
Volvamos al poblado. Un joven está sentado a la sombra de un gran árbol. Trabaja en la cerbatana, arma para la caza de pájaros que puede llegar a alcanzar los 3 metros. En un alarde de magistral punteria alcanza a darle a una diana que tiene a no pocos metros. A su lado, una adolescente llama nuestra atención para vendernos artesanía. Sobretodo collares de jaspe que, en realidad, son fetiches de protección, símboles del amor o contenedores de fuerzas de la naturaleza, entre otras cosas.
Los indígenas gozan de formar parte de un todo junto a la naturaleza, participando de los cuatro elementos con total armonia. De manera que todo está bien si se mantiene el equilibrio entre todas las fuerzas.
Precisamente la manutención de esa armonia es uno de los retos del presente y del futuro. El cada vez mayor desarraigo cultural y el aumento del alcoholismo entre la población indígena amenaza por romperla. Aficionados al aguaardiente, aquí se encuentra barato. Santa Elena es puerto libre, o sea, territorio donde se aplican menos impuestos.

jueves, 30 de octubre de 2008

Amazonas: un caramelito para muchos

El Amazonas toma su nombre de las batallas que los indios libraron contra las expediciones españolas lideradas por Francisco Orellana, primo de Gonzalo Pizarro, a lo largo del rio Napo (cerca de Iquitos-Perú).
Los indios, muchos de ellos mujeres, lucharon contra los invasores y tomando la simbología griega, se las llamaría amazonas, nombre que adoptaría el rey de los rios en honor a estas fieras guerreras.


A través del Amazonas y a bordo del Rodriguez Aves voy rumbo a Santarem. Tres días de viaje en una navío de tres plantas donde los pasajeros colocan sus hamacas para poder descansar, creando una imagen colorida de diferentes telas que, tocadas por la brisa y el vaivén del barco, parecen bailar al son de una música misteriosa.

Entre la vegetación frondosa se descubren pequeñas casas. Hechas de madera y a orillas del Amazonas las habitan los cablocos, como se llaman los descendientes de indios con portugueses. Éstos viven de la pesca, de la agricultura y de la ramadería.

Una figura menuda sale de la vegetación y camina hasta alcanzar una pequeña canoa, que descansa en el porche naútico de una de esas casas. Remo en mano se dirige al barco. Al acercarse, se descubre una cara jovial, de seguramente no más de veinte años, alza la mano y la mueve a modo de saludo. Sonrie. De repente, algo cae por la borda. Se trata de una pequeña bolsa lanzada al mar. A ésta le siguen más y más bolsas, y sin haberme dado cuenta, a esa canoa le siguen también más y más canoas, de forma que las antes solitarias aguas marron cremoso del Amazonas se han convertido ahora en una concorrida autopista marítima de bolsas y canoas


Al parecer es habitual que los cablocos salgan al encuentro de los navíos. Y es que, según la tradición, cuando el barco pasa, algunos espontaneos lanzan ropa, comida y juguetes al mar. Si hay suerte, las alcanzan y si no, sin dejar de sonreir, viran su canoa para volver a la orilla.

Un nuevo sonido rompe el silencio. Es una lancha. Nos ha alcanzado a babor y se ha amarrado a nosotros. Me asomo y veo a un hombre sujetando firmemente una cuerda, la que le sujeta a nosotros. Obviando la no poca velocidad que llevamos y la altura que separa a las dos embarcaciones, salta así, en un plis plas, a bordo del Rodriguez Alvez. Vende pescado y açaí, zumo que enloquece en Brasil, extraído de una palmera que crece en el amazonas y cuyo consumo se remonta a tiempos pre-coloniales. A estribor, saltan unos vendedores de camarón. Gambitas pequeñas, salzonas y deliciosas si las combinamos con
cerveza.

Sin embargo, no todos se dedican a la pesca. El gran negocio del Amazonas está en la madera. Y, sobretodo, con la tala ilegal, díficil de controlar y que mueve gran cantidad de dinero.

César Barbosa se proclama defensor del Amazonas. Cuarentón y con sombrero de paja se dirige a Prainha, a medio camino de nuestro destino. Para él, la solución a la constante desforestación del Amazonas es un buen plan educativo que cree, en las generaciones más jovenes, una conciencia medioambiental para poder preservar el medio.


Ciertamente, también el gobierno quiere ahora enmendar el problema, en gran medida causado por la concesión de permisos para la explotación de madera a multinacionales.

Brasil salió de la dictadura militar con una gran deuda externa que intentó paliar con estas concesiones y lo que se consiguió fueron miles de áreas desforestadas del rio más largo del mundo. Sin embargo, recientemente se ha creado un ministerio para la conservación medioambiental que permite la tala pero obligando también a la plantación. En sus planes, está la plantación de 1 billón de árboles.

El Amazonas no es sólo un pulmón del mundo sinó fuente de muchos recursos medicinales. Ya en el siglo XIX un británico descubrió estas propiedades para la salud. Hoy se han catalogado alrededor de 5000 plantas. Entre tantas, antioxidantes, antiinflamatorios e incluso una viagra natural. Sin embargo, los beneficios de la industria no han sido para los brasileiros sinó para empresas francesas, japonesas y estadounidenses que han patentado sus productos.

Cabe recordar una profecía índia que decía asi: "Sólo después de que el último árbol sea cortado, el último pez sea apresado y el último río sea envenado. Sólo entonces sabrás que el dinero no se puede comer"

lunes, 27 de octubre de 2008

Ilha de Marajó: la isla de los búfalos

El trayecto de Belem a la isla de Marajó resulta cómodo y rápido. El navio ritma armoniosamente con el vaivén de las aguas. Es temporada de fuertes vientos en el Amazonas y las aguas están agitadas.
La Isla de Marajó, la más grande floresta natural y animal del mundo, tiene una extensión superior a Suiza y está a tres horas de Belem. Situada en la desembocadura del Amazonas, esta isla es famosa por su belleza natural y por sus fazendas, granjas dedicadas a la crianza del búfalo. Ciertamente, el paraje tropical de estas tierras es deslumbrante. Verdes y ocres intensos de los cientos de mangos, cocoteros y palos amarillos que se estiran a tocar el cielo. En tierra, decenas de búfalos. Y es que Marajó vive de ellos y los búfalos gozan en Marajó.

Salvaterra y Soure son dos de las ciudades de la isla. A 30 kilómetros del puerto encontramos Salvaterra. Durante el trayecto se ven los primeros búfalos. Estos animales pueden llegar a alcanzar los novecientos kilos de peso así que no pasan muy desapercibidos. Sin embargo, pasean a sus anchas por la carretera: tranquilos y a paso lento, mientras otros búfalos, al otro lado de la carretera, los miran tediosos tumbados al sol. Por su parte, la gente recorre las calles en bicicleta o a caballo tratando de esquivarlos. Salvaterra cuenta con bellas playas y buenos restaurantes donde comerse un filete de búfalo a la marajoana, la especialidad de la isla.

El rio de paracauari separa estas dos localidades, conectadas entre sí gracias a unas pequeñas embarcaciones que sirven de enlace. A real y medio las barcas cruzan las aguas con pasaje y carga hasta la otra orilla, donde nace Soure, más pequeña que Salvaterra y también más tranquila.


A pocos metros del puerto de Soure, unos lugareños parecen refrescarse en el rio. Acortadas las distancias, descubro que no son cabezas humanas sinó de caballos. Un equino rebuzna en el agua, tratando de nadar hacia la orilla: poco a poco, se va descubriendo algo más de su cuerpo y, para mi sorpresa, también otra cabeza, la del jinete que lo monta, que con una amplia sonrisa habla a gritos a su compañero, a quien también había confundido. A escasos metros, un búfalo, tumbado y sujetado por una pequeña cuerda a un delgado árbol, espera paciente a que acabe el baño.
Una parte de los búfalos que viven en Marajó son domesticados y utilizados como transporte, como ayuda indispensable para trasladar la carga. Pueden llegar a arrastrar 3500 kilos aunque la gran mayoría están en las numerosas fazendas repartidas a lo largo y ancho de la isla.
  • LAS FAZENDAS

En la fazenda de Bon Jesús, en Soure, trabaja Anselm desde hace 6 años y es quien nos da un paseo por los extensos territorios. 6600 hectáreas de paraje idílico aunque para Anselm todavía podría ser más bonito si no hubieran tenido un año tan seco, dice.

Numerosas aves de diferente índole planean sobre la fazenda. A mi derecha, un pequeño lago al que acude un caballo a beber y, a lo lejos, los vaqueiros, como se llaman a los que trabajan en la fazenda, conducen una manada de cebús, subespecie de bovino doméstico. Los demás vaqueiros, dice Anselm, están con los búfalos al otro lado de la fazenda.

En Bon Jesús hay cebús, vacas, 600 caballos y 1000 búfalos. Búfalos carabá, el más bravo de todos y el que da la mejor carne, el muja, el que da la mejor leche, el abaraballi, el semental, y el mediterraneo, " muy delicado y por eso lo domesticamos", dice Anselm. Y es que aunque en las fazendas no sólo hay búfalos, la tendencia es centrarse en ellos, que son más rentables. El que gana peso más rápidamente y teniendo en cuenta que se paga lo mismo por un kilo de cualquier animal; es el búfalo el mejor pagado. 1 o 2 reales por kilo para un animal cuyo peso puede llegar a alcanzar la tonelada y del que se aprovecha tanto la carne como la leche, incluso se hacen cuajadas, sin olvidar la piel, para las sillas de montar.
De todas formas, el búfalo no sólo es destinado a la producción, sinó también a la diversión. Con frecuencia se organizan en Soure carreras de búfalo que, seguro, son todo un espectáculo. El ganador se lleva una nevera y el reto: aguantar lo máximo posible encima del búfalo.
Anselm participó pero no está satisfecho del resultado. "No pude agarrarme bien. Mi búfalo era muy joven y tenia un rabo pequeño y con menos pelo", afirma apenado. Y es que el récord está en 5 minutos, demasiada diferencia con los tres minutos que aguantó él.
De repente, Anselm se detiene. Jacarés, exclama. O sea, cocodrilos. Ante el pánico que provoca ese nombre, Anselm aclara que no es que haya uno en ese instante sinó que en el lago a nuestra izquierda, suelen haber. También pirañas, que traen locos a los fazenderos porque "echan a perder las vacas". Desafortunadamente, las vacas se acercan a beber al lago y las pirañas les muerden las tetillas hasta el punto que no pueden dar leche y han de ser vendidas al matadero. Y por si fuera poco, sururucu, o cobras, animales que han provocado más de un accidente en la fazenda.
Un amigo y compañero de trabajo de Anselm salió a trabajar sin las botas reglamentarias y en un descuido, pasó al lado de lo que él pensaba era una caca de búfalo pero que, en realidad, era una cobra. La cobra le saltó a la pierna y le mordió. En ese instante, alcanzó a llamar a Anselm y según cuenta, no hacía más que gritar de dolor. Afortunadamente, después proporcionarle el antídoto pudo salvar la pierna aunque perdió todo el bello.






lunes, 20 de octubre de 2008

Belem, puerta del Amazonas

Capital del estado de Pará, Belem es una contracción de Bethleem: Belem como la Belén de Oriente Próximo donde según los cristianos nació Jesús o primera ciudad de este pequeño gran viaje. Puerta del Amazonas, en estas tierras cálidas no nació ningún dios pero sí tienen una divinidad que es la Iglesia de la Virgen de Nazaret. Esculpida en la Nazaret israelí, la relíquia cuenta con una turbulenta historia de robos y desapariciones hasta que llegó a Brasil allá por el 1700 de mano de los jesuítas para volver a perderse, esta vez en la jungla, hasta recuperarla y construir la iglesia. En la actualidad, la devoción a esta virgen es intensa y cada segundo domingo de octubre se la saca a procesión. Un gran acontecimiento que moviliza cada año a centenares de personas que acompañan a la virgen sujetando las cuerdas que emanan de ella. La fe en la virgen cura heridas y los milagros se sucedes, dicen. Ni una estrella de cine cuenta aquí con más merchandising.
Belén es una ciudad caótica, legado de lo que fue antaño. Esta ciudad vivió su época de máximo esplendor en la primera mitad del siglo XX cuando se pontenció la explotación del caucho, emulsión conocida como latex y que se consigue de la savia de los árboles sobretodo de Brasil.
Se construyeron plazas, jardines, palacios y teatros. También se gestó la semilla del actual Ver-o-Peso, el mercado al aire libre más grande de America Latina. Aquí se encuentra de todo: carne, pescado, vegetales, todo tipo de frutas exóticas, artesanías y un sinfín de cachibaches en los más de 26000m2 de este mercado.
Un hombre destila la mandioca con la que obtendrá harina y bebida. A pocos metros, un pescatero carga un ejemplar digno de movi Dick, a su izquierda el frutero, a quien apenas se ve detrás de una gigantesca sandia. Un mercado bullicioso y caótico que queda atrás dando un pequeño paseo hasta el Forte do Castelo, la fortaleza inicial de Belem y desde donde se tiene una magnifica vista.
Por encima de Castelo sobrevuela en círculo una manana de pájaros. Son urubus, aquel pariente del buitre, de mala fama y sin embargo, aquí común como las palomas. Esperan ansiosos su turno, el del despiste del pescador que tiene abajo. El manjar de la decena de emarcaciones pesqueras que están siendo limpiadas.

Mala fama tiene también Belén. Dicen de ella que es una ciudad peligrosa. Las advertencias al turista son altas, claras y constantes llegando incluso a aconsejar la escolta policial. Así que la psicosis se apodera del turista convirtiendo el tema de la seguridad en el tema estrella para conversar. Sin embargo, Belén, sin ser la paracea de la seguridad acoge sin más relezo al turista que quiera disfrutar de ella y conocer a través suyo el gran Amazonas.

Érase una vez un viaje...

que lleva a dos amigas a pisar tierra latinoamericana. De Brasil a México, cruzando el Amazonas y territorio inca para alcanzar la panamericana y así, a través de Centroamérica, llegar a tierras mexicanas.
De momento, partimos de Barcelona para iniciar una aventura que iremos relatando tan bien como sepamos. Aquí tienen el blog de Sandra, la otra parte de este viaje: www.patadeperro.nireblog.com

En Salvador por unas horas

De madrugada, desde las alturas y en la negritud de la noche avanza el avión. El comandante da las informaciones pertinentes. Al parecer estamos a punto de aterrizar en Salvador y, sin embargo, no veo luces de urbanidad allá abajo. Sólo pequeños focos de luz en la inmensa oscuridad. Extrañada trato de imaginar como es Salvador y por donde debe estar virando el avión para encarar la pista de aterrizaje cuando, de repente, un entramado de luces en diferentes tonos aparece ante mis ojos. Impresionante. Una frontera luminosa separa el Atlántico de tierra brasileira.


Esa frontera luminosa es la tercera ciudad en importancia de Brasil: Salvador de Bahia. Una ciudad tranquila, dicen los bahianos. "No como São Paulo que parece Nueva York". La ciudad se distingue por su puerto, uno de los mejores de Brasil. Una condición que supieron aprovechar los portugueses para conquistar estas tierras. Los primeros asentamientos fueron en la parte baja de Salvador pero, a medida que la ciudad fue creciendo, se ocuparon también las tierras altas. Para comunicar ambas partes se crearon ascensores, algunos todavía en uso y parte de la particular fisonomia de esta ciudad. Precisamente mi amigo Jõao está haciendo un reportaje de estos ascensores. Cuenta que antes de que existieran los elevadores, los colonos utilizaban un sistema de balanzas que consistia en contrapesar los materiales preciosos extraídos de estas tierras con el peso de los esclavos. Y que en ocasiones el peso cedía y muchos morían. Esclavos africanos de la colonización cuyos descendientes han convertido a Salvador en la ciudad de mayor concentración de población negra después de África.