Fundada en 1524 por el capitán español Francisco Hernandez de Córdoba junto a la población índia de Xalteva, pasó a convertirse en ciudad principal de Nicaragua, gracias a su actividad comercial. Situada a orillas del lago Cocibolca, se estableció como puerto capital con acceso al Atlántico por el rio San Juan. Dicen que es el mejor centro conservado del país.
Proclamada patrimonio historico en 1995, Granada es una ciudad portuaria, colonial, barroca y neoclásica.
Thomas Cage, religioso misionero inglés escribió en 1637 de la gran sultana. "Esta ciudad es una de las más ricas que hay en toda la parte septentrional de América". Mientras que Manuel Gonzalez Galván, arquitecto mexicano diría años más tarde: Granada no vale tanto por sus obras aisladas sinó porque presenta un conjunto armonioso del todo.

Si quisieramos recorrerla, empezaríamos por el parque Colón, sin duda el corazón de la ciudad.
Con preciosos soportales, ajardinamientos, variopintos quioscos y hasta un sorprendente monumente a la madre, este parque albergó antaño el antiguo mercado y hoy supone un importante

espacio de encuentro, donde jóvenes y mayores acuden a pasar el tiempo. Aquí se encuentra también la catedral, que aunque pobre en su ornamentación cuenta con un gran cariño de los granadinos, y el Ayuntamiento, cuyo escudo donó la ciudad española del mismo nombre.
Por debajo de la plaza llegaremos al convento de San Francisco, o lo que es lo mismo, la iglesia más antigua de Nicaragua. Fundado por primera vez

en 1529 con objetivos educativos, el convento de San Francisco fue devastado por el filibustero William Waker en 1856, ese mismo pirata que saqueó gran parte del continente americano. Hasta tres veces fue saqueada Granada por piratas franceses e ingleses que forzaron la recostrucción del convento, gracias a la colaboración del gobierno sueco y que hoy constituye uno de los mayores atractivos de la ciudad.
Su interior alberga tres tumbas. Hipotéticamente, cuenta quien

hace sonar las campanas aquí, las de un sacerdote indígena, encontrado hace 500 años con un collar de plumas, que hizo pensar a los entendidos que podría tratarse de un xamán; los restos de quien se cree fue un soldado español y los que corresponden, esta vez sin especulaciones, a Monseñor Octavio Rivera Henriquez, que como se puede leer en la placa conmemorativa, fue prelado doméstico de su Santidad.
En uno de los laterales de la iglesia, un pequeño museo: con interesantes pinturas históricas de la ciudad, una destacada muestra de objetos cotidianos indígenas así como un espacio dedicado a sus juegos, como la pelota, y un delicada muestra de imaginería religiosa, que llegó a Nicaragua con los conquistadores y que los nacionales lo adoptaron como amuletos contra las catástrofes naturales.

No hay que olvidar que Nicaragua está situada dentro del cinturón de fuego. Resultado de dos grandes placas tectónicas: la del Pacífico y la del Caribe, que provoca no sólo la aparición de bellas motañas sinó también una intensa actividad volcánica.
Sigamos con nuestro recorrido. Volvamos a la plaza central y tomemos la calle de Xalteva hasta llegar al parque del mismo nombre. Una sencilla área de descanso donde los granadinos aprovechan para echar una pequeña cabezada. Al frente, la iglesia de Xalteva, donde los españoles evangelizaban y comercializaban con los indios. A escasos metros, la iglesia de la Merced, construída en 1781 y sujeta a diferentes reconstrucciones. Recomiendo subir a su campanario, desde donde se tienen unas vistas magistrales de todo Granada y su volcán.
Siguiendo por la calle Real, llegaremos al fuerte de la Pólvora, utilizado por los Somoza, dinastía de dictadores nicaragüenses, para la tortura y construído en sus orígenes como un sistema de defensa contra los piratas.
Si el estómago os aprieta, no os preocupéis que Granada ofrece diferentes opciones gastronómicas. Como el gallopinto, combinación de frijoles con arroz y huevos, el nacatamal acompañado con una Victoria o Toña, las cervezas nacionales, o comida internacional, como la pizza o el sushi, entre otras cosas. Estamos hablando de la calle La Calzada, que se extiende desde la plaza central al puerto. Llegados a este punto, podemos iniciar un lindo paseo por el litoral del lago Nicaragua hasta el centro turístico, construído en cooperación con diferentes países y donde se encuentran diferentes restaurantes y bares. No es recomendable por la noche, ya que queda bastante alejado.
El menor de los apóstoles 
Lo que sí es recomendable, si usted dispone de un poco más de tiempo, es hacer una excursión al cercano pueblo de Masaya, a 14 kilómetros de Granada, tanto para ver su laguna como su impresionante volcán.
Coja el autobús dirección a Managua y bájese en la parada del Volcán, así se llama. Aquí se encuentra el acceso al parque Natural. A través del sendero pavimentado que transcurre por el valle de piedra volcánica hasta llegar al volcán.
Bueno, a dos volcanes. El Masaya, el más alto tiene dos cráteres: el de San Fernando y el San Juan. El pequeño, el Nindiri, tiene tres: San Pedro, el Nindiri y el cráter Santiago (donde p

or las noches organizan tours para ver su lava)
El volcán Masaya era antiguamente la zona más densamente poblada y se calcula que vivían más de medio millón de indígenas. Los volcanes eran para ellos fuente de temor, admiración y veneración. Creían que una deidad salía del interior del cráter para aconsejarlos y en su honor sacrificaban doncellas y niños.

Realmente la aparición del volcán es sobrecogedora. No en balde se referían a él como "la boca de fuego grande que jamás cesa de arder".
Fuego, flora y fauna
Una inmensa columna de hugo sale del cráter Santiago. Una placa advierte del peligro del lugar. Los gases tóxicos del volcán penetran poco a poco en los pulmones. Si alzamos la vista, veremos una cruz. La misma que plantó el fraile Francisco de Bodabilla en la cumbre para detener al demonio.
Extraño es la presencia de fauna en el lugar. Y es que bien ha sabido adaptarse a las condiciones climatológicas del parque.
Durante el día se pueden encontrar a los chocoyos coludos, un pájaro que anida y pasa la noche en Santiago en busca de protección. Temen menos al volcán que a sus depredadores naturales.
Encontraremos también flora autóctona. Como la Reina del Volcán, a quien visita el colibrí, el Poropo, que atrae a la abeja carpintera, o las Cinco Negritas, donde van las mariposas.
Finalmente decirle que no se vaya de Masaya sin visitar la laguna de Apoyo y no deje tampoco de levantar la cabeza porque podría encontrarse con algún mono en la copa de los árboles.